Didymo o “moco de roca” es el nombre del alga de agua dulce que invade ríos del sur del país, la que demostró tener capacidades de absorción de metales como el plomo y la captura de impurezas en la salmuera de litio.
Por Soledad Valenzuela, periodista Dirección General de Comunicaciones
Mediante la adjudicación de un proyecto VIU (Valorización de la Investigación Universitaria) y un proyecto interno del Centro Científico Tecnológico de Valparaíso (CCTVal), investigadores del Laboratorio de Nanobiomateriales de la Universidad Técnica Federico Santa María y de la Universidad Austral de Chile trabajan en alternativas nanotecnológicas que ayuden a controlar y mitigar la expansión del Didymo, microalga de agua dulce también conocida como “moco de roca” que afecta principalmente a la zona comprendida entre Siete Tazas y Tierra del Fuego.
Se cree que este microrganismo invasor comenzó su expansión en Chile en el 2010, año en que se encontró por primera vez en el rio Espolón en la Región de Los Lagos, expandiéndose por más de 3.000 kilómetros desde dicho hallazgo. Esta especie posee un aspecto viscoso de color café, y es capaz de producir grandes floraciones en ríos y arroyos de agua dulce. El principal problema de este fenómeno, además de afectar estéticamente los sitios que invade, es que provoca el desplazamiento de la flora nativa y dificulta el desove de la fauna acuática.
Elías Reinoso, director del proyecto VIU, indica que a través de su trabajo de Magíster en Ingeniería Química se logró diseñar una membrana nanoestructurada para probar la eficiencia de esta alga en la adsorción con plomo y con ello disminuir las concentraciones de este metal en aguas. “El Didymo llegó para quedarse. Es una microalga altamente invasiva y será muy difícil, por no decir imposible, su erradicación”, explica respecto a la expansión del Didymo.
“Hoy día nuestro proyecto está patrocinado por la empresa minera SQM y ellos están interesados en la captura del calcio y del magnesio desde la salmuera de litio. Sin embargo, nosotros no descartamos en un futuro absorber también plomo, en la industria de la potabilización del agua, y también cobre para el tratamiento de relaves”, detalla Reinoso.
Carolina Parra, directora del Laboratorio de Nanobiomateriales de la USM e investigadora del CCTVal, agrega que “cuando se producen las floraciones de esta microalga, ocupan el espacio y los nutrientes de otras especies que se encuentran en estos ecosistemas, entonces tienen un impacto desde el punto de vista ambiental y biológico, pero también desde el punto de vista estético y, en consecuencia, turístico”.
Soluciones nanotecnológicas
“Para nosotros como laboratorio, el enfoque es buscar soluciones nanobiotecnológicas que permitan hacer los procesos industriales y productivos, de las principales industrias de nuestro país como la minera, acuícola o de manufactura, más eficiente y sustentable. Este es el caso de las membranas en base a Didymo, que tienen una aplicación directa en la minería del litio, donde mejorarán la eficiencia de los procesos productivos y reducirán el consumo de agua, recurso estratégico en la zona. Adicionalmente, daremos valor agregado a este material considerado plaga, lo que a la larga podría promover su extracción”, destaca la científica.
Junto al desarrollo de esta tecnología, investigadores del Centro de Investigación Dinámica de Ecosistemas Marinos de Altas Latitudes (IDEAL) de la UACh realizan experimentos, a partir de muestras obtenidas desde Torres del Paine y Tierra del Fuego, para así evaluar el efecto de diferentes condiciones fisicoquímicas que promueven su proliferación. Asimismo, buscan analizar el perfil completo de la expresión génica de la comunidad de microorganismos asociados al Didymo.
“Además de entender los factores ecológicos y genéticos que favorecen la expansión del ‘moco de roca’, hay también medidas que podemos tomar como la detección temprana, es decir, sacar el alga antes que entre. Una vez que entre, se debe tratar de evitar que se disperse. Ac á se dispersó muy rápido, por lo tanto, nosotros ahora estamos en una siguiente etapa que es tratar de controlar y mitigar”, señala Leyla Cárdenas decana de la Facultad de Ciencias de la UACh e investigadora del Centro IDEAL.